Te voy a contar una breve una historia, una historia que he vivido muchas veces, y una que quizá tú ya hayas experimentado. Es un relato sobre el amor, la alegría, la magia y ese viaje que llamamos felicidad.
Imagínate que estás sentada en tu rincón favorito, (¿puedes visualizarlo?), tapada con una manta suave, una taza de té humeante en la mano o sobre la mesa y una novela que no puedes esperar a abrir. A medida que comienzas a leer, el mundo real se desvanece, y tú te ves transportada a una nueva realidad en la que todo es posible.
Las palabras en esas páginas comienzan a tejer una historia que te atrapa desde el primer párrafo. Con cada página, te sientes más conectada con los personajes, sus emociones y vivencias. Sus luchas, sus triunfos y sus sueños se convierten en los tuyos propios. Ríes con ellos, lloras con ellos, y celebras con ellos. Puedes sentir la brisa en tu piel mientras los protagonistas se aventuran en el mundo, la calidez del entorno y hasta puedes percibir con tus sentidos los aromas que ellos huelen; y tu corazón late más rápido cuando encuentran el amor.
Esto es lo que yo siento cuando leo novelas feelgood.
Para mí, las novelas feelgood son un refugio, un lugar donde los problemas pueden resolverse, donde el amor siempre triunfa y donde la esperanza brilla como una estrella mágica en el horizonte.
¿Lo es para ti?
A través de sus páginas, nos podemos entregar a los sueños, nos permitimos creer que, al igual que los personajes, también podemos superar los desafíos de la vida y encontrar la felicidad. Nos evadimos de nuestras propias preocupaciones para volver a nuestra rutina reforzadas y con el corazón pleno.
Pero lo más mágico de todo es cómo estas historias se quedan con nosotras. Después de cerrar el libro, sentimos una calidez en el corazón, una sonrisa en los labios y una sensación de que el mundo es un lugar un poco más hermoso. La mirada nos cambia a mejor.
Estas historias nos recuerdan que, incluso en medio de la realidad ajetreada, siempre podemos tomar un respiro y encontrar un rincón acogedor donde perdernos en una historia de amor, amistad, superación y aventura. Porque siempre hay otra oportunidad.
Esta es la historia que te quería contar. Si alguna vez has dudado de la magia de las novelas feelgood, te invito a abrir un libro de este género y permitirte enamorarte de su encanto. Date permiso y déjate llevar a un mundo donde la esperanza y la alegría son eternas compañeras de viaje, a pesar de las dificultades que los personajes puedan encontrar. Porque la vida no es fácil, pero es bella. Porque, en última instancia, las novelas feelgood nos recuerdan que, en el viaje de la vida, siempre hay espacio para la belleza, la emoción y la felicidad. Disfruta de la vida y, si estás en un momento que solo vez negrura, busca rendijas por las que atrapar rayos de felicidad.
Y hablando de viajes, el que te sugiero es a la Toscana donde los caminos de Bruno y Olivia se cruzan poniendo patas arriba sus vidas. Un viaje en el que descubres que el amor no es algo fijo y único sino que fluye y abarca incluso generaciones.
Una novela ideal para las tardes de otoño, con o sin manta:
Con amor,
DdB
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