Noviembre feelgood, un mes «bisagra» que no nos dejan disfrutar.
El otoño que empieza cuando está a punto de acabar y novelas que te trasladan al recogimiento y el hogar.
¿Qué sensaciones te llegan cuando piensas en noviembre? A veces se utiliza noviembre para designar algo que caduca, moribundo (como el año), triste y gris.
No es tan explosivo como octubre, al que se le asocia el estallido colorido del otoño, ni tan mágico como diciembre, que se adorna con luces, ilusión y más color.
Noviembre tiene su propio ritmo, más pausado, más íntimo, aunque pasa en un pis pas, o así me lo parece este año.
Para los de la zona de España en la que vivo, marca el verdadero otoño (y aun así, seguimos con calor), pues es este mes en el que se inician los cambios en el clima. Por eso, para mí es el mes que invita a quedarte en casa un poco más, a buscar refugio en una manta suave (por fin) y a reconciliarte con los días grises que se extienden en el horizonte.
Es un mes que no necesita grandes celebraciones para sentirse pleno. Solo requiere que te detengas, que encuentres la belleza en los pequeños momentos y no pienses ya en la Navidad por mucho que te lo impongan la publicidad. ¡Dejadnos disfrutar de noviembre!
Esta es mi reivindicación, desde la perspectiva feelgood: noviembre es el mes idóneo para detenerte, antes de que la vorágine navideña te atrape y con el verano ya olvidado, y, por qué no, acompañarlo con una novela que abrace el alma y te de confort.
Noviembre, un refugio para las emociones
Siempre he pensado que noviembre es un mes feelgood en esencia. Todo en él nos invita a mirar hacia adentro, a disfrutar de lo sencillo y a conectar con aquello que nos da calma. Si empieza a llover o el viento azota tus ventanas, si oscurece antes y el frio empieza a colarse bajo la puerta, si los árboles están más pelados y hay hojas por el suelo…, todo puede pasar en este mes bisagra, entre vacaciones y festividades de otros.
Son esos momentos los que hacen que este mes sea especial. La pausa que no habíamos planeado, pero que tanto necesitamos. Y no se trata de escapar del mundo, sino de crear un pequeño refugio desde el que verlo con otros ojos y prepararnos para el invierno. Ahí es donde las novelas feelgood encuentran su lugar, como un rincón acogedor donde todo parece más ligero, más manejable y te de el sosiego que necesitas antes de la Navidad.
Novelas otoñales para días grises
Hay libros que parecen escritos para esta época del año, historias que te envuelven como un jersey cálido y que, al cerrar la última página, dejan una sensación de paz, como si el mundo fuese un poquito mejor de lo que recordabas. Si te apetece acompañar este noviembre con una buena lectura, aquí te dejo algunas recomendaciones que combinan perfectamente con el espíritu del mes.
Novelas como estas:
El noviembre de Kate de Mónica Gutiérrez. Esta novela es un refugio en sí misma, una historia que combina personajes entrañables, escenarios acogedores y un optimismo que te contagia. Kate, con su calidez y sus pequeños rituales, es la compañera perfecta para los días más grises.
La librería del Señor Livingstone de Mónica Gutiérrez. Porque nada es más otoñal que perderse entre libros y descubrir que la vida siempre guarda sorpresas en los rincones más inesperados.
La casa de Mar de Pilar N. Colorado. Una novela que sabe a mar y a hogar, con ese toque feelgood que convierte lo cotidiano en extraordinario. Perfecta para esos días en los que necesitas recordar que siempre hay un lugar al que regresar.
Otoño en Escocia y Tú, mi lugar preferido, las dos mías.
Las uvas de noviembre, relato de Mavi Pastor.
The Little Bookshop on the Corner de Jenny Colgan. Una librera, un cambio de vida y el encanto de un pueblo que parece sacado de una postal otoñal. Esta historia te hará soñar con caminos de hojas caídas y casas llenas de libros.
A Winter's Tale de Trisha Ashley. Aunque su título nos lleve al invierno, esta novela tiene ese espíritu otoñal que mezcla segundas oportunidades, escenarios idílicos y personajes que se quedan contigo.
The Cornish Cream Tea Bus de Cressida McLaughlin. El aroma de los scones recién horneados y el paisaje de la costa de Cornualles hacen de esta novela un refugio perfecto para los días fríos.
El encanto de lo cotidiano
Más allá de las lecturas, noviembre nos enseña que no necesitamos grandes planes para disfrutar de lo que tenemos. Basta con preparar algo caliente y acurrucarnos junto a la ventana, o salir a pasear después de la lluvia y escuchar cómo las botas se hunden en el suelo mojado. Este mes no exige nada, solo nos invita a estar, a disfrutar del presente, a encontrar belleza en lo que muchas veces pasa desapercibido, y prepararnos para el invierno y la Navidad.
Es un mes para reconectar con las pequeñas cosas: la conversación tranquila con una amiga, el aroma de un bizcocho en el horno, la primera página de un libro que promete ser inolvidable, como mi nueva novela intimista Un viaje a lo que fuimos. Todo eso, aunque sencillo, construye una calma que nos reconforta y nos prepara para lo que viene.
¿Qué tal si noviembre es tu refugio?
Si este mes se te presenta más pesado de lo normal, quizá sea el momento de cambiar el ritmo. Detente un instante, deja que el aire fresco te acaricie la cara, y busca un rincón donde sentirte en casa, aunque sea un ratito al día. Y si decides hacerlo con una novela entre las manos, tal vez encuentres que noviembre, lejos de ser gris, está lleno de colores que aún no habías visto.
¿Qué libro acompañará tu noviembre? Si buscas una historia feelgood que te envuelva en su calidez, te invito a descubrir Donde brillan las estrellas o Tú, mi lugar favorito. Dos refugios literarios que pueden convertir cualquier día en algo un poquito mejor.
El viernes 22 sale mi nueva novela, sosegada, íntima, emotiva:
Con amor,
DdB