El arte de crear un refugio otoñal
Te cuento cómo creo mi rincón feelgood en mi estación favorita
Ya estamos oficialmente en otoño. Aunque todavía hace calor, ya puedo sentirlo en el aire. Siempre que llega septiembre recuerdo aquello finales de verano, cuando el curso empezaba muy entrado el mes, y el frescor se colaba por las ventanas de la casa en la playa. El frío al salir del agua y la necesidad de una manga fina por las noches. Sobre todo recuerdo el cambio en los colores del entorno (el mar, las montañas…), el estar en la playa solo las familias conocidas sin turistas y el buen ánimo que mucha gente recobraba al despojarse del tedio del calor.
Por eso, no son las hojas que caen las que me dicen que el otoño está aquí, sino esos pequeños cambios que empiezan a aparecer en mi día a día. Las mañanas, aunque suaves, ya no tienen la misma luz del verano, y cuando me siento en casa al final de la tarde, noto que todo a mi alrededor me pide calma. Quizás te pase a ti también.
Mi alma otoñal me pide sosiego, quedarme en casa, preparar una taza de café y envolverme en la calidez del hogar. Sentir ese refugio.
Es un cambio que no llega de golpe, sobre todo porque aún no ha llegado el frío, pero que va tejiendo una atmósfera diferente. Dentro de pocas semanas volveré a encender una vela, a buscar esa manta suave que espera en el armario, y a crear mi propio rincón donde todo parezca más tranquilo. El otoño es, para mí, ese momento en el que transformo la casa en un espacio donde sentirme bien, donde puedo desconectar y, a la vez, volver a mí misma. No sé si a ti te pasa lo mismo, pero siento que en esta estación, nuestra casa puede convertirse en un lugar especial, más íntimo, más nuestro.
Hoy quiero compartir contigo algunas ideas para crear ese refugio otoñal feelgood. Porque aunque el frío aún no haya llegado, podemos empezar a rodearnos de esos pequeños detalles que hacen de nuestro hogar un espacio acogedor, un refugio donde nos sintamos bien.
No hay que ir muy lejos: nuestro hogar puede ser ese rincón especial que necesitamos para sentirnos bien cada día.
1. Un rincón para ti (y solo para ti)
Lo primero que suelo hacer cuando llega el otoño es crear un pequeño rincón solo para mí. Un espacio donde pueda perderme entre las páginas de un buen libro, donde una bebida caliente siempre esté a mano, y donde me sienta cómoda y tranquila. No necesitas mucho: un sillón o un sofá cómodo, una mesa auxiliar para tus tazas de café o té, y una luz suave que te acompañe en las noches más oscuras.
Si aún no tienes ese rincón especial, te invito a crear uno. Puede ser junto a una ventana donde entre la luz del sol otoñal, o en ese espacio de la casa que a veces olvidamos, pero que con un par de toques puede transformarse en tu lugar favorito. Para mí, una manta suave y una vela con aroma a canela o vainilla marcan la diferencia.
2. La magia de las velas y luces suaves
No sé si te pasa a ti también, pero en cuanto empieza a oscurecer más temprano, me gusta encender velas en mis rincones favoritos. Es como si el simple hecho de ver una luz cálida iluminar un rincón me diera una sensación de paz. Las velas no solo crean un ambiente acogedor, sino que también tienen esa capacidad de convertir cualquier espacio en un refugio.
Te sugiero que elijas aromas que te transporten al otoño: vainilla, canela, manzana asada o incluso notas de pino o sándalo. Si no eres fan de las velas, también puedes optar por luces suaves, como guirnaldas o lámparas de mesa con luz tenue. Lo importante es que la iluminación te haga sentir tranquila y relajada, creando ese ambiente cozy que nos gusta de esta estación.
3. Textiles suaves y acogedores
Uno de mis pequeños placeres en otoño es sacar las mantas de lana, esas que te envuelven como un abrazo en los días más fríos. Te sugiero que hagas lo mismo: cambia los textiles de tu casa por otros más cálidos y suaves. No solo las mantas, sino también los cojines del sofá, las alfombras y las cortinas. Piensa en materiales que inviten al descanso, en colores otoñales como el ocre, el burdeos o el verde musgo.
La textura de una buena manta o unos cojines mullidos pueden hacer que tu sofá o tu sillón se conviertan en un refugio personal. A veces, esos pequeños cambios hacen que te sientas completamente diferente en casa, más en sintonía con la temporada y contigo misma.
4. Tazas y momentos de té, café o chocolate caliente
Si hay algo que no puede faltar en mi otoño feelgood, es una buena taza de té, café o chocolate. Para mucha gente, preparar una infusión es más que una rutina, es un pequeño ritual que permite hacer una pausa y disfrutar del momento.
A mí el té me apetece solo a veces, cuando hace mucho frío. Normalmente prefiero el café con espuma de leche o un chocolate si me apetece algo dulce. Todo vale, aunque parezca que el té sea más cozy-feelgood (por su origen en Inglaterra).
Y, aunque parezca un detalle mínimo, una taza bonita hace que ese momento sea aún más especial, independientemente de lo que bebas.
Te invito a que elijas una taza que te guste, que te haga sonreír cada vez que la uses. Una que te acompañe en tus lecturas otoñales o en esas tardes de charla contigo misma. Si puedes, busca tés con sabores especiados o chocolates calientes que te envuelvan en ese ambiente acogedor del que tanto hablamos.
5. Libros feelgood para tardes otoñales
Por supuesto, no puede faltar un buen libro. El otoño es la estación perfecta para sumergirse en historias feelgood, esas que te hacen sentir en casa, aunque la trama transcurra a kilómetros de distancia. No hay nada como envolverme en una manta, con una vela encendida y una bebida reconfortante, y abrir un libro que me haga sentir bien.
¿Sabes lo que más me gusta de las novelas feelgood?
Que me permiten encontrar calma en el caos, que me recuerdan que siempre hay un rincón acogedor al que volver, ya sea real o imaginado, y me da esperanza de cara a vivir una vida con sentido. Y el otoño es la época perfecta para perderte en esas páginas que te reconfortan y te llenan de calidez y esperanza. Si el verano suelen ser finales, el otoño son comienzos.
He publicado varias novelas que se desarrollan en otoño o en septiembre:
El otoño está aquí, y con él, una oportunidad de transformar tu casa en ese refugio donde todo tiene cabida: las emociones, los momentos de pausa, los ratos de lectura. No necesitas grandes cambios, solo pequeños detalles que te inviten a sentirte bien, a disfrutar del presente y a crear un entorno donde puedas recargar energías.
Este es el momento de hacer de tu hogar tu propio refugio feelgood, donde cada rincón cuente tu historia, y donde cada detalle te recuerde que el otoño, con toda su melancolía y belleza, es la estación en la que más podemos cuidarnos y disfrutar de la sencillez, donde a menudo se esconde la verdadera felicidad.
Cuéntame, ¿haces algo para vivir el otoño con bienestar?
¿Qué novela reconfortante te hace pensar en otoño o cuál vas a leer estos días?
Con amor,
DdB